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  • La meditación no consiste en intentar alcanzar el éxtasis, la dicha espiritual o la tranquilidad, ni tampoco en intentar ser mejor persona. Es simplemente la creación de un espacio en el que somos capaces de exponer y deshacer nuestros juegos neuróticos, nuestros autoengaños, nuestros miedos y esperanzas ocultos.