La historia de la aceptación de nuevas teorías muestra con frecuencia los siguientes pasos: Al principio, la nueva idea se considera un puro disparate que no merece la pena analizar. Luego llega un momento en el que se plantean multitud de objeciones contradictorias, como: la nueva teoría es demasiado fantasiosa, o simplemente una nueva terminología; no es fructífera, o simplemente es errónea. Finalmente se llega a un estado en el que todo el mundo parece afirmar que siempre había seguido esta teoría. Este suele ser el último estado antes de la aceptación general.