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Nuestra verdadera naturaleza es como una joya preciosa: aunque esté temporalmente enterrada en el barro, sigue siendo completamente brillante e intacta. Sólo tenemos que descubrirla.
Nuestra verdadera naturaleza es como una joya preciosa: aunque esté temporalmente enterrada en el barro, sigue siendo completamente brillante e intacta. Sólo tenemos que descubrirla.