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  • No se puede comprar, alquilar o contratar más tiempo. La oferta de tiempo es totalmente inelástica. Por muy alta que sea la demanda, la oferta no aumentará. No tiene precio. El tiempo es totalmente perecedero y no puede almacenarse. El tiempo de ayer se fue para siempre y nunca volverá. El tiempo siempre escasea. No hay sustituto para el tiempo. Todo requiere tiempo. Todo trabajo tiene lugar en tiempo y consume tiempo. Sin embargo, la mayoría de la gente da por sentado este recurso único, insustituible y necesario.