Autores:
  • En lugar de atacar nuestros muros y barreras con un mazo, les prestamos atención. Con amabilidad y honestidad, nos acercamos a esos muros. Los tocamos, los olemos y llegamos a conocerlos bien. Iniciamos un proceso de reconocimiento de nuestras aversiones y nuestros antojos. Nos familiarizamos con las estrategias y creencias que utilizamos para construir esos muros: ¿Cuáles son las historias que me cuento a mí mismo? ¿Qué me repele y qué me atrae? Empezamos a sentir curiosidad por lo que ocurre.