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Aferrándonos a la incertidumbre es como aprendemos a relajarnos en medio del caos, como aprendemos a estar tranquilos cuando el suelo bajo nosotros desaparece de repente. Podemos volver al camino espiritual innumerables veces cada día simplemente ejercitando nuestra voluntad de descansar en la incertidumbre del momento presente, una y otra vez.