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  • La próxima vez que te desanimes y no puedas soportar experimentar lo que sientes, podrías recordar esta instrucción: cambia tu forma de verlo e inclínate hacia ello. En lugar de culpar de nuestro malestar a las circunstancias externas o a nuestra propia debilidad, podemos optar por permanecer presentes y despiertos a nuestra experiencia, sin rechazarla, sin aferrarnos a ella, sin tragarnos las historias que nos contamos sin descanso. Es un consejo inestimable que aborda la verdadera causa del sufrimiento: el tuyo, el mío y el de todos los seres vivos.