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En nuestras fluctuaciones de sentimientos, es bueno recordar que Jesús no admite ningún cambio en Sus afectos; tu corazón no es la brújula por la que Jesús navega.
En nuestras fluctuaciones de sentimientos, es bueno recordar que Jesús no admite ningún cambio en Sus afectos; tu corazón no es la brújula por la que Jesús navega.