Autores:
  • Toda verdadera obediencia viene del corazón. Fue obra del corazón con Cristo. Y si consentimos, Él se identificará de tal manera con nuestros pensamientos y objetivos, de tal manera mezclará nuestros corazones y mentes en conformidad con Su voluntad, que cuando le obedezcamos no estaremos sino llevando a cabo nuestros propios impulsos. La voluntad, refinada y santificada, encontrará su mayor deleite en hacer Su servicio. Cuando conozcamos a Dios como es nuestro privilegio conocerlo, nuestra vida será una vida de obediencia continua. A través de la apreciación del carácter de Cristo, a través de la comunión con Dios, el pecado se volverá odioso para nosotros.

    Ellen G. White (2015). “The Complete Conflict of the Ages”, p.2240, Simon and Schuster