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  • Supongo que si hubiera una parte del mundo en la que aún vivieran los mastodontes, alguien diseñaría un arma nueva, y los hombres, en su eterna insolencia, cazarían mastodontes como ahora cazan elefantes. Imprudencia parece ser la palabra. Al menos David y Goliat eran de la misma especie, pero, para un elefante, un hombre sólo puede ser un jején con un aguijón mortal.

    Beryl Markham (2012). “West with the Night”, p.227, Open Road Media