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  • Nunca, ni en la paz ni en la guerra, comprometas tu virtud o tu felicidad con el futuro. El trabajo feliz lo hace mejor el hombre que se toma sus planes a largo plazo con cierta ligereza y trabaja de momento en momento 'como para el Señor'. Sólo se nos anima a pedir el pan de cada día. El presente es el único momento en el que se puede cumplir cualquier deber o recibir cualquier gracia.