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  • [Naamán] se sumergió", dice, "siete veces en el Jordán". No en vano Naamán de antaño, cuando sufría de lepra, fue purificado al ser bautizado, sino como una indicación para nosotros. Porque así como somos leprosos en el pecado, somos limpiados por medio del agua sagrada y la invocación del Señor de nuestras antiguas transgresiones, siendo regenerados espiritualmente como niños recién nacidos, tal como el Señor ha declarado: "El que no naciere de nuevo por el agua y el Espíritu, no entrará en el reino de los cielos.