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  • Pues he demostrado por las Escrituras que ninguno de los hijos de Adán es llamado Dios o Señor en todo y absolutamente. Pero que Él mismo es por derecho propio, más allá de todos los hombres que alguna vez vivieron, Dios, y Señor, y Rey Eterno, y el Verbo Encarnado, proclamado por todos los profetas, los apóstoles, y por el Espíritu mismo, puede ser visto por todos los que han alcanzado aunque sea una pequeña porción de la verdad. Ahora bien, las Escrituras no habrían testificado estas cosas de Él si, como otros, hubiera sido un simple hombre.