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  • Nada puede compararse en belleza, y maravilla, y admiración, y divinidad misma, al trabajo silencioso en oscuras moradas de mujeres fieles que llevan a sus hijos al honor, la virtud y la piedad.

    Henry Ward Beecher (1873). “The Original Plymouth Pulpit: Sermons of Henry Ward Beecher in Plymouth Church, Brooklyn”, p.151