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A veces es por la misericordia de Dios que los hombres, en su afán de engrandecimiento mundano, se ven frustrados; porque son como un tren que baja por un plano inclinado: poner el freno no es agradable, pero mantiene el vagón en la vía.
A veces es por la misericordia de Dios que los hombres, en su afán de engrandecimiento mundano, se ven frustrados; porque son como un tren que baja por un plano inclinado: poner el freno no es agradable, pero mantiene el vagón en la vía.