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  • El ingrediente más importante que ponemos en cualquier relación no es lo que decimos o lo que hacemos, sino lo que somos. Y si nuestras palabras y nuestros actos proceden de técnicas superficiales de relaciones humanas (la Ética de la Personalidad) en lugar de nuestro propio núcleo interior (la Ética del Carácter), los demás percibirán esa duplicidad. Sencillamente, no seremos capaces de crear y mantener los cimientos necesarios para una interdependencia eficaz.

    Stephen R. Covey (1994). “Daily Reflections for Highly Effective People: Living THE SEVEN HABITS OF HIGHLY SUCCESSFUL PEOPLE Every Day”, p.208, Simon and Schuster