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  • Es curioso que pensemos que las bibliotecas son lugares tranquilos y recatados donde nos hacen callar mujeres polvorientas, con moño y gafas. La verdad es que las bibliotecas son clubes ruidosos para la libertad de expresión, la controversia y la comunidad. Los bibliotecarios se han enfrentado a la Patriot Act, se han sentado con niños ruidosos y han tendido la mano a adultos analfabetos. A las bibliotecas nunca se las puede hacer callar.