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  • Dormitorio de Trancos "Lo único que colgaba de la pared que no era un arma era el retrato que había justo encima de la cama. No. No es cierto, pensó entonces. El retrato también era un arma. De seducción. En él, Trancos estaba completamente desnudo y se movía entre las cargas como un ángel vengador. Llevaba un osito de peluche en una mano y un reguero de cintas rosas en la otra. Anya le había regalado la monstruosidad de tamaño casi natural como broma. Pero la broma era para ella. A él le encantaba.