Autores:
  • Ahora bien. Tal vez pienses que es arrogante, egocéntrico o ridículo que yo crea que Dios se molestó en quitar un tornillo barato de mi nuevo coche usado porque necesitaba mantenerme alejado durante unos días hasta el momento en que mi vieja amiga más me necesitaba para ayudar a su madre a mudarse a lo que viniera después. Puede que nada consciente ayudara a retrasarme para que estuviera allí cuando pudiera ser más útil. O quizá sí. Nunca lo sabré con certeza. Y de todos modos, en realidad no importa.

    Anne Lamott (2000). “Traveling Mercies: Some Thoughts on Faith”, p.102, Anchor