Los celos siempre han sido mi cruz, la debilidad y la herida en mí que más a menudo me ha hecho sentir fea y antipática, como la Mala Semilla. Llevo muchos años de recuperación y terapia, años llenos de amistades íntimas y devotas, y aun así sigo luchando. Sé que cuando alguien se lleva un trozo grande del pastel, no significa que haya menos para mí. De hecho, sé que ni siquiera hay tarta, que hay de sobra para todos, suficiente comida, amor y aire. Pero no lo creo ni por un segundo. Secretamente creo que hay una tarta. Me iré a la tumba blandiendo mi tenedor.