-
Los hombres en algún momento son dueños de sus destinos. La culpa, querido Bruto, no está en nuestras estrellas, sino en nosotros mismos, que somos subalternos.
Los hombres en algún momento son dueños de sus destinos. La culpa, querido Bruto, no está en nuestras estrellas, sino en nosotros mismos, que somos subalternos.