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  • Mucho más inquebrantable, el neurótico mantiene ante sus ojos a su Dios, su ídolo, su ideal de personalidad y se aferra a su principio rector, perdiendo de vista entretanto la realidad, mientras que la persona normal está siempre dispuesta a prescindir de esta muleta, de esta ayuda, y a contar sin trabas con la realidad.

    "La Constitución Neurótica: Esbozos De Una Psicología Individualista Comparada Y Psicoterapia".