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Un político de Luisiana no puede permitirse el lujo de dejarse llevar por sus animadversiones, y menos aún por sus principios, aunque rara vez haya dificultades en ese departamento.
Un político de Luisiana no puede permitirse el lujo de dejarse llevar por sus animadversiones, y menos aún por sus principios, aunque rara vez haya dificultades en ese departamento.