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  • Mi llegada a la fe no empezó con un salto, sino con una serie de tambaleos de lo que parecía un lugar seguro a otro. Como nenúfares, redondos y verdes, estos lugares me convocaron y luego me sostuvieron mientras crecía. Cada uno me preparaba para la siguiente hoja en la que aterrizaría, y así atravesé el pantano de la duda y el miedo.

    Anne Lamott (2000). "Misericordias viajeras: Some Thoughts on Faith", p.7, Anchor