Los sufíes siempre han sido los que han intentado purificar la ética del Islam y de la sociedad. Y no se desentienden en absoluto de la acción exterior. Por ejemplo, el bazar, en el que los sufíes eran muy fuertes, siempre dominó la vida económica del mundo islámico. Pudieron dar una forma de actividad mucho más sana e islámica cuando la vida económica del Islam se trasladó fuera del bazar a nuevas partes de las ciudades islámicas con musulmanes modernizados, que la tomaron bajo otra luz y se volvió muy, muy antiislámica, y muy en contra de muchas de las prácticas más profundas de las sociedades islámicas.