En la "modernidad sólida", la diferencia sólo se toleraba como un irritante temporal, que se esperaba que desapareciera mañana, cuando "esos extranjeros" fueran como nosotros. Por lo tanto, "vivir con extraños" no era algo duradero y no exigía desarrollar artes y habilidades apropiadas. Ahora, sin embargo, parece que ese contexto diaspórico de nuestra vida no va a desaparecer, va a estar ahí para siempre, así que aprender a vivir con extraños día tras día sin abandonar mi propia extrañeza es una prioridad.