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Hay tanta diferencia entre el consejo que da un amigo y el que se da un hombre a sí mismo, como entre el consejo de un amigo y el de un adulador. Porque no hay tal lisonjero como el propio hombre.
Hay tanta diferencia entre el consejo que da un amigo y el que se da un hombre a sí mismo, como entre el consejo de un amigo y el de un adulador. Porque no hay tal lisonjero como el propio hombre.