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  • Si en esta tierra alguna vez tenemos una visión del cielo, es cuando pasamos por una casa en invierno, por la noche, y a través de las ventanas, con las cortinas corridas, vemos a la familia alrededor del agradable hogar; la anciana tejiendo; el gato jugando con el hilo; los niños deseando tener tantas muñecas o dólares o cuchillos o algo, como chispas salen para unirse a la estruendosa ráfaga; el padre leyendo y fumando, y las nubes elevándose como incienso desde el altar de la alegría doméstica.Nunca pasé por una casa así sin sentir que había recibido una bendición.

    Robert Green Ingersoll (1907). “The works of Robert G. Ingersoll”, p.220, Library of Alexandria