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Hablamos de lo fácil que es cometer el error de antropomorfizar a los animales y proyectar en ellos nuestros propios sentimientos y percepciones, que son inapropiados y no encajan. Nosotros no teníamos ni idea de lo que era ser un lagarto extremadamente grande, y el lagarto tampoco, porque no se sentía acomplejado por ser un lagarto extremadamente grande, simplemente se dedicaba a serlo. Reaccionar con repulsión ante su comportamiento era cometer el error de aplicar criterios que sólo son apropiados para el oficio de ser humano.