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A muchas personas les cuesta renunciar a la religión en la que nacieron, admitir que sus padres estaban totalmente equivocados y que los registros sagrados de su país no son más que colecciones de mitos y fábulas.
A muchas personas les cuesta renunciar a la religión en la que nacieron, admitir que sus padres estaban totalmente equivocados y que los registros sagrados de su país no son más que colecciones de mitos y fábulas.