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  • Y tú, Portador del Anillo -dijo volviéndose hacia Frodo-. Vengo a ti, que no eres el último en mis pensamientos. Para ti he preparado esto". Levantó una pequeña ampolla de cristal que brilló al moverla y de su mano brotaron rayos de luz blanca. En esta ampolla -dijo- está atrapada la luz de la estrella de Earendil, puesta en medio de las aguas de mi fuente. Brillará aún más cuando la noche te rodee. Que te sirva de luz en los lugares oscuros, cuando todas las demás luces se apaguen. Frodo tomó la ampolla y por un momento, mientras brillaba entre ellos, la vio de nuevo de pie como una reina, grande y hermosa.

    J.R.R. Tolkien (2012). “The Fellowship of the Ring: Being the First Part of The Lord of the Rings”, p.266, Houghton Mifflin Harcourt