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  • Admitámoslo, el cuerpo humano es como un apartamento en condominio. Lo que te impide disfrutarlo de verdad es el mantenimiento. Hay una enorme cantidad de trabajo diario, semanal, mensual y anual que hay que hacer. Desde ducharnos hasta operarnos a corazón abierto, siempre estamos haciéndonos algo. Si tu cuerpo fuera un coche usado, no lo comprarías.