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  • La verdad es que, por muy ricos que sean, odian pagar impuestos. Algunos viven en el extranjero durante un año, o varios, sólo para evitarlo. Es realmente extraño: los emigrantes económicos desesperados se ven obligados a abandonar su país a causa de la pobreza; los exiliados fiscales se ven empujados al extranjero por su riqueza.