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A casi todo lo que se puede alabar o defender se le ha dado algún uso repugnante. No hay principio, por inmaculado que sea, que no haya tenido su manipulador comprometedor.
A casi todo lo que se puede alabar o defender se le ha dado algún uso repugnante. No hay principio, por inmaculado que sea, que no haya tenido su manipulador comprometedor.