-
La mera posesión de un arma es, en sí misma, un impulso a matar, no sólo por designio, sino por accidente, por locura, por susto, por chulería.
La mera posesión de un arma es, en sí misma, un impulso a matar, no sólo por designio, sino por accidente, por locura, por susto, por chulería.