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  • Temblad de miedo, hombres. Los insultos que Dios sufrió en aras de nuestra salvación, ¡también vosotros debéis soportarlos! Dios es abofeteado por el más vil de los esclavos (Jn 18,22). Él os da un ejemplo de victoria, pero ¿os negáis a sufrirlo a manos de un hombre de pasiones semejantes a las vuestras? Te avergüenzas de ser imitador de Dios (Ef. 5:1), ¿cómo, pues, reinarás con Él y participarás de su gloria en el reino de los cielos si no soportas a ese hombre?