-
La mente del hombre, limpia de preocupaciones secundarias y meramente temporales, contempla con el resplandor de un espejo purificado un reflejo de la mente racional de Dios.
La mente del hombre, limpia de preocupaciones secundarias y meramente temporales, contempla con el resplandor de un espejo purificado un reflejo de la mente racional de Dios.