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  • El cielo estaba oscuro y sombrío, el aire húmedo y crudo, las calles mojadas y sucias. El humo flotaba perezosamente por encima de las chimeneas, como si le faltara valor para levantarse, y la lluvia caía lenta y tenazmente, como si ni siquiera tuviera ánimos para derramarse.

    Charles Dickens (1838). “The Posthumous Papers of the Pickwick Club”, p.347