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  • Desde el momento en que nacemos, el mundo tiende a tener una caja ya construida para que encajemos en ella. Nuestro cordón umbilical nunca parece cortarse; sólo encontramos nuevas necesidades que satisfacer. Si nos desconectáramos y cortáramos nuestras ataduras, ¿romperíamos nuestros confines y nos expandiríamos más allá de nuestro caparazón? ¿Tendría el mundo otro aspecto? ¿Nos reconoceríamos a nosotros mismos? ¿Somos la caja en la que estamos y podríamos seguir existiendo si estuviéramos auténticamente "descontenidos"? Esta es la ironía de la contención. Mientras no empujemos los muros de nuestro entorno, quizá nunca sepamos lo fuertes que somos en realidad.

Desde el momento en que nacemos, el mundo tiende a tener una caja ya construida para que encajemos en ella. Nuestro cordón umbilical nunca parece cortarse; sólo encontramos nuevas necesidades que satisfacer. Si nos desconectáramos y cortáramos nuestras ataduras, ¿romperíamos nuestros confines y nos expandiríamos más allá de nuestro caparazón? ¿Tendría el mundo otro aspecto? ¿Nos reconoceríamos a nosotros mismos? ¿Somos la caja en la que estamos y podríamos seguir existiendo si estuviéramos auténticamente "descontenidos"? Esta es la ironía de la contención. Mientras no empujemos los muros de nuestro entorno, quizá nunca sepamos lo fuertes que somos en realidad. - Paige Bradley
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