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Me gustaría, mi querido Kepler, que pudiéramos reírnos juntos de la extraordinaria estupidez de la chusma. ¿Qué piensa usted de los principales filósofos de esta Universidad? A pesar de mis repetidos esfuerzos e invitaciones, se han negado, con la obstinación de una víbora glotona, a mirar los planetas o la Luna o mi cristal [telescopio].