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  • Entonces llegaron explorando los duros y secos españoles, codiciosos y realistas, y su codicia era de oro o de Dios. Coleccionaban almas como coleccionaban joyas. Recogieron montañas y valles, ríos y horizontes enteros, del mismo modo que ahora un hombre podría ganar títulos de propiedad para construir solares.

    John Steinbeck (2002). “East of Eden”, p.11, Penguin