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Damos por sentado el lento milagro por el que el agua del riego de una viña se convierte en vino. Sólo cuando Cristo convierte el agua en vino, en un movimiento rápido, por así decirlo, nos quedamos asombrados.
Damos por sentado el lento milagro por el que el agua del riego de una viña se convierte en vino. Sólo cuando Cristo convierte el agua en vino, en un movimiento rápido, por así decirlo, nos quedamos asombrados.