-
Por supuesto, sabíamos que los informes oficiales eran incompletos, cuando no falsos. Pero, en términos de teoría de la información, ahí radicaba precisamente el problema: ¿cómo íbamos a reconstruir la realidad a partir de informes incompletos o falsos? No es cierto que prácticamente todas las noticias de un Estado totalitario sean falsas. Al contrario, la mayoría de las noticias son completamente correctas, aunque tendenciosamente sesgadas; lo que ocurre es que se suprime cierta información. Se puede ajustar el sesgo político de las noticias, pero no hay prácticamente ninguna manera de llenar las omisiones.