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Cuando las mujeres pueden vivir en un entorno seguro, pueden participar eficazmente en la economía y la sociedad. Esto ayuda a superar la pobreza, reduce las desigualdades y es beneficioso para la nutrición, la salud y la asistencia a la escuela de los niños. Todas las mujeres y niñas tienen derecho a vivir seguras en su hogar y en su comunidad.