No nos limitemos a subir la escalera del éxito -una escalera que, después de todo, conduce a niveles cada vez más altos de estrés y agotamiento-, sino que tracemos un nuevo camino hacia el éxito, rehaciéndolo de forma que incluya no sólo las métricas convencionales de dinero y poder, sino una tercera métrica que incluya el bienestar, la sabiduría, el asombro y la generosidad, de forma que el objetivo no sea sólo tener éxito, sino prosperar.