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  • Asume que tu afán por experimentar placer no es un obstáculo para tu crecimiento espiritual, sino que, de hecho, es esencial para él. Parte de la hipótesis de que cultivar la alegría puede convertirte en una persona más ética y compasiva. Imagina que sentirte bien tiene algo importante que enseñarte cada día. ¿Qué podrías hacer diferente de lo que haces ahora?