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  • Nuestro punto de partida debe ser el hecho de que Dios no puede ser nombrado... ninguna mente ha contenido todavía o el lenguaje ha abarcado la sustancia de Dios en su plenitud. No, utilizamos hechos relacionados con Él para esbozar cualidades que se corresponden con Él, recogiendo una imagen mental débil y endeble de diversas partes. Nuestro teólogo más noble no es aquel que ha descubierto el todo -nuestros grilletes terrenales no nos permiten el todo-, sino aquel cuya imagen mental es, en comparación, más completa, que ha reunido en su mente una imagen más rica, un esbozo, o como quiera que lo llamemos, de la verdad.