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  • La prueba de la vida religiosa y del carácter de un hombre no es lo que hace en los momentos excepcionales de la vida, sino lo que hace en los momentos ordinarios, cuando no hay nada tremendo o emocionante. El valor de un hombre se revela en su actitud ante las cosas ordinarias cuando no está ante las candilejas.

    Oswald Chambers (1985). “My Utmost for His Highest”