-
Muchos de nosotros limitamos nuestra oración porque no somos temerarios en nuestra confianza en Dios. A los ojos de los que no conocen a Dios, es una locura confiar en Él, pero cuando oramos en el Espíritu Santo empezamos a darnos cuenta de los recursos de Dios, de que Él es nuestro perfecto Padre celestial, y nosotros somos sus hijos.