-
Nuestro sufrimiento no merece el nombre de sufrimiento. Cuando considero mis cruces, tribulaciones y tentaciones, me avergüenzo casi hasta la muerte, pensando qué son en
comparación con los sufrimientos de mi bendito Salvador Cristo Jesús.
Nuestro sufrimiento no merece el nombre de sufrimiento. Cuando considero mis cruces, tribulaciones y tentaciones, me avergüenzo casi hasta la muerte, pensando qué son en
comparación con los sufrimientos de mi bendito Salvador Cristo Jesús.